V/. En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.
R/. Amén

Texto de San Josemaría
Señor mío y Dios mío, bajo la mirada amorosa de nuestra Madre, nos disponemos a acompañarte por el camino de dolor, que fue precio de nuestro rescate. Queremos sufrir todo lo que Tú sufriste, ofrecerte nuestro pobre corazón, contrito, porque eres inocente y vas a morir por nosotros, que somos los únicos culpables.

Madre mía, Virgen dolorosa, ayúdame a revivir aquellas horas amargas que tu Hijo quiso pasar en la tierra, para que nosotros, hechos de un puñado de lodo, viviésemos al fin in libertatem gloriæ filiorum Dei, en la libertad y gloria de los hijos de Dios.

Oración final
Te suplico, Señor, que me concedas, por intercesión de tu Madre la Virgen, que cada vez que medite tu Pasión, quede grabado en mí con marca de actualidad constante, lo que Tú has hecho por mí y tus constantes beneficios. Haz, Señor, que me acompañe, durante toda mi vida, un agradecimiento inmenso a tu Bondad. Amén.

Virgen Santísima de los Dolores, mírame cargando la cruz de mi sufrimiento; acompáñame como acompañaste a tu Hijo Jesús en el camino del Calvario; eres mi Madre y te necesito. Ayúdame a sufrir con amor y esperanza para que mi dolor sea dolor redentor que en las manos de Dios se convierta en un gran bien para la salvación de las almas. Amén.

Al terminar el Vía Crucis se pueden rezar estas oraciones:

Aceptación de la muerte
Oh Dios, Padre mío, Señor de la vida y de la muerte, que con decreto inmutable, en justo castigo de nuestras culpas, has establecido que todos los hombres hayan de morir: mírame aquí postrado delante de ti. Aborrezco de todo corazón mis culpas pasadas, por las que he merecido mil veces la muerte, que ahora acepto para expiarlas y para obedecer a tu amable Voluntad. Gustosamente moriré, Señor, en el tiempo, en el lugar, del modo que Tú quieras, y hasta entonces aprovecharé los días de vida que me queden, para luchar contra mis defectos y crecer en tu amor, para romper todos los lazos que atan mi corazón a las criaturas, para preparar mi alma a comparecer en tu presencia; y desde ahora me abandono sin reservas en los brazos de tu paternal Providencia.

Obtener una buena muerte
Creador mío y Padre mío, te pido la más importante de todas tus gracias: la perseverancia final y una muerte santa. Por grande que haya sido el abuso hecho de la vida que me has dado, concédeme vivirla desde ahora y terminarla en tu santo amor. Que yo muera como los Santos Patriarcas, dejando sin tristeza este valle de lágrimas, para ir a gozar del descanso eterno en mi verdadera patria. Que yo muera como el glorioso San José, acompañado de Jesús y de María, pronunciando estos nombres dulcísimos, que espero bendecir por toda la eternidad. Que yo muera como la Virgen Inmaculada, en la caridad más pura y con el deseo de unirme al único objeto de mis amores. Que yo muera como Jesús en la Cruz, plenamente identificado con la Voluntad del Padre, hecho holocausto por amor. Jesús, muerto por mí, concédeme la gracia de morir en un acto de perfecta caridad hacia ti. Santa María, Madre de Dios, ruega por mí ahora y en la hora de mi muerte. San José, mi padre y señor, alcánzame que muera con la muerte de los justos.

Momento de la muerte
Señor, Dios mío: ya desde ahora acepto de buena voluntad, como venida de tu mano, cualquier género de muerte que quieras enviarme, con todas sus angustias, penas y dolores.

V/. Jesús, José y María.
R/. Os doy el corazón y el alma mía.
V/. Jesús, José y María.
R/. Asistidme en la última agonía.
V/. Jesús, José y María.
R/. En vos descanse en paz el alma mía.